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Dia 5: Bérgamo y Brescia

  • Conejo
  • 2 ago 2017
  • 5 Min. de lectura

No hay nada que yo pueda escribir que se acerque a describir ni medianamente el pedazo de desayuno que nos han dado en el B&B... No sólo es que había de todo, y mucho, y muy rico... es que estaba cuidadosísimamente presentado, con todos los detalles que se puedan imaginar....

La ciudad vieja de Bérgamo, situada en lo alto de una colina enorme, acaba de ser declarada ciudad patrimonio por la UNESCO.

Nosotros vamos a dejar el coche en un parking público de la parte baja, para subir en el funicular. Este funicular es más chulo que el de Como, porque conserva un aspecto más antiguo.

El entorno de la ciudad está muy cuidado y son un puñado de calles y callejas medievales entrecruzadas, que vienen a acabar todas en el mismo sitio.

Lo primero que nos ha quedado claro es que esta gente es golosa, golosa...

Muchos de sus dulces está hechos a base de polenta dulce. La polenta es una especie de harina que se usa mucho por aquí. Con ella preparan una especie de puré espeso, que usan como guarnición de la comida (igual que si pones puré de patata...). También lo usan en su forma dulce, en repostería.

El funicular deja en la Piazza delle Scarpe, desde donde las tres calles principales llevan al Duomo.

Nosotros entramos a la plaza desde Vía A.Vitali, viendo realmente un lateral de la Basilica de Santa Maria Maggiore.

La Piazza del Duomo no tiene desperdicio... La forman la citada basílica, y enfrente el Duomo y un lateral del Broletto... Y en el cuarto lado un baptisterio.

La espectacular puerta de la basílica no es sino la entrada a una capilla anexa. A la basílica se entra por la puerta derecha...

Y Dios mío, que lo de dentro no deja a nadie indiferente... Está decorada palmo a palmo, sin dejar un espacio vacío. Es apabullante y un poco mareante...

Pasando por debajo de la logia del Broletto, en cuyo suelo hay un reloj de sol, se llega a la armoniosa Piazza Vecchia.

Se me han comprado dos vestidos de lino muy chulos (claro, y a mi nada....), porque hay muchas tiendas originales de ropa a buen precio.

Con el superdesayuno no parece que tengamos demasiado hambre, asi que ponemos rumbo a Brescia directamente.

El hotel de Brescia, Il Leoncino, es bastante sencillo y está un poco alejado del centro, aunque se puede llegar andando. Dejamos las cosas en la habitación y el coche en su propio parking.

Hace bastante calor y la visita resulta más larga e intensa de lo que se nos ocurrió pensar al planificarla...

Vamos a empezar la visita en la Piazza del Mercatto, surgida en la época medieval sobre las explanadas que quedaron después de la demolición de las murallas del siglo XII y destinada al mercado de paños y lino. Tiene varios palacios porticados.

Por Via IV Novembre llegamos a la cercana Piazza della Vittoria, una plaza neoclásica de proporciones un poco desmesuradas y escaso interés.

Desde una de sus esquinas se accede a la Piazza della Loggia, una joya renacentista lombardo véneto. Si bien no es la plaza más antigua de la ciudad, si es el conjunto monumental más armónico. Incluye el Palazzo della Logia, antiguo ayuntamiento, el Monte de Piedad nuevo y antiguo y la Torre del Reloj. El conjunto es una de las zonas más frecuentadas por los brescianos.

En el ángulo nororiental es visible la torre di Porta Bruciata (Puerta Quemada), construcción del siglo XII, bajo la que se abre la iglesia de San Faustino in Riposo. Pero la vista más interesante de esta curiosa iglesia, la podemos obtener pasando bajo la torre y haciendo un doble giro a la izquierda, asomándonos al callejón a la izquierda.

Saliendo de la plaza por la calle Cesare Beccaria llegaremos a la contigua Piazza Paolo VI. en ella se encuentran el Palazzo del Broletto, el palacio público más antiguo de la ciudad, sede de las magistraturas cívicas en la época de los municipios y el Duomo Nuovo y el viejo o Rotonda.

El Duomo Nuovo tiene planta de cruz griega con la tercera cúpula más alta de Italia.

La Rotonda data del siglo XII, es un raro y notable ejemplo de edificio medieval circular de piedra. En el exterior es todavía posible observar el antiguo nivel de la ciudad.Fue construido a finales del siglo XI sobre restos de la basílica invernal de S. Maria Maggiore . El interior presenta un hueco central rodeado por un deambulatorio y cubierto por una gran cúpula hemisférica. Debajo del presbiterio, con acceso desde dos escalones, se accede a la cripta de San Filastrio, de época románica (sig. IX-XI) con cinco naves con final en tres ábsides; perteneciente a la primera basílica, fue construida reutilizando abundante material de recuperación romano.

Enfilamos la Via dei Musei para descubrir los restos de la Brexia romana.

En primer lugar llegamos al espacio ocupado por el antiguo foro romano. Hoy día es una plaza flanqueada por edificios y en cuya cabecera se han excavado restos de los templos del foro.

Se ha hecho un maravilloso trabajo de recreación de los espacios originales en 3D:

Lo primero que se visita son los restos del Capitolium. Fue erigido por Vespasiano entre el año 73 y 74 d. C. El área capitolina estaba ocupada en tres lados por una terraza con el templo en el centro y a los lados dos alas de pórtico prolongadas hacia el Foro. La escalinata de mármol, hoy restaurada y reintegrada con ladrillos, llevaba al podio del pronaos.

El conjunto se mantiene en un asombroso buen estado, debido a que tras el abandono, la zona quedó sepultada por el depósito de tierras. Interesantísimo que lo mejor conservado son las zonas privadas de los templos...

Al lado se hallan los restos del Teatro, no demasiado grande.

Continuando por via dei Musei, llegamos al Complejo de San Salvatore-Santa Giulia, sede del Museo de la Ciudad.

El Museo de la Ciudad ocupa los restos del convento femenino de San Salvatore, más tarde Santa Giulia, cenobio poderoso a lo largo de los tiempos hasta su desamortización. Hoy día acoge restos que documentan la ocupación de la ciudad, desde la edad del cobre a la Brexia romana.

Incluye la visita también las Domus dell’Ortaglia (Casas del Huerto) , parte de un barrio romano residencial situado en las pendientes en terraza del cerro Cidneo. Las domus fueron utilizadas entre los siglos I y IV d.C., y más tarde sufrieron una progresiva degradación hasta su abandono, llegando a ser con los longobardos un área de propiedad regia y después huerta del convento del monasterio de Santa Giulia.

La visita continúa con los restos de época medieval, que llevan a la Iglesia alto-medieval de San Salvatore.

El eje de la sección siguiente es el edificio de Santa Maria in Solario, capilla que servía de “oratorio” del monasterio, de formas románicas, construida hacia la mitad del siglo XII

Por motivos horarios (estos italianos cierran todo tan pronto....), la última parte de la visita la tenemos que hacer bastante rápida...

A la salida emprendemos el ascenso al Castillo. Evidentemente ya no lo podremos ver por dentro, pero como es un parque público por el que la gente pasea en bici y corre, sí se pueden recorrer las fortificaciones externas.

No hay demasiadas opciones para cenar en Brescia, ni tampoco excesiva animación. Además estamos supercansados, así que cenamos una pizza y nos volvemos al hotel. Que hay un buen paseo...

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