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Día 11: Parma


El viaje en coche desde Rávena a Parma es un poco largo, como unas 2 horas. La mayor parte del trayecto es por autopista de peaje. Afortunadamente las autopistas no son demasiado caras en Italia.

Otra cosa es cómo resulta conducir por ellas....

El trazado es malillo, el asfalto no del todo bueno, los carriles son bastante estrechos, los carriles de entrada y salida todavía peor, y los arcenes casi inexistentes... No obstante esto no arredra a los italianos, que son unos absolutos temerarios e imprudentes al volante. Para ellos los intermitentes no tienen utilidad, se cambia de carril en diagonal, sin mirar. De ceder el paso, ni hablar; se acelera y ya, si acaso,que se aparte el otro... Y para qué hablar de los camiones. .. Esos, peor aún. ..

Total que además del estrés, se va superlento porque continuamente hay que frenar para no pegártela o que te lleven por delante.La velocidad permitida son 130, pero nada de ir a 120 de continuo como en España. Con suerte, entre 100 y 110, como mucho...

Cuando conseguimos llegar, dejamos el coche en un parking cercano al hotel y nos acercamos a dejar los trastos.

El hotel es de lo más peculiar. Se trata de un palacete en una zona residencial. A pie de calle, el dueño tiene un salón de peluquería bastante majo. Allí mismo te reciben y te acompañan al alojamiento propiamente dicho, al que se accede por un portal independiente.

La señora es "superencantadora". El alojamiento, de lo más original, confortable, elegante, amplio... Nos dejan una nespresso y galletas. La señora nos dice que antes de irse por la tarde nos dejará una bandeja con refrescos y aperitivo. Qué simpáticos!

El hotel está a un paseito del centro. Aunque hay un autobús, decidimos ir andando.

Parma fue originariamente una ciudad etrusca, formó parte del Imperio Romano y tras varias vicisitudes acabó en manos de la Familia Visconti, de Milán y posteriormente, de la Familia Farnese. Fue Alessandro Farnese (papa Paulo III) el que creo el ducado de Parma y se lo entregó a su hijo ilegítimo.

Hemos tenido algunos problemas en la visita, porque curiosamente algunos monumentos cierran en martes y otros los tienen cerrados por "falta de personal".

Podemos visitar, eso sí, el Duomo y su Baptisterio.

El Duomo constituye uno de los mejores ejemplos de románico italiano. Se construyó entre finales del siglo XI y principios del XII. Sin embargo sufrió graves desperfectos en el terremoto de 1117 y hubo de ser reconstruida. En líneas generales se respetó el proyecto original de Antelami pero se introdujeron algunas novedades que reflejan el avance del estilo.

La fachada occidental es de nuevo el elemento más notable y novedoso del conjunto. El proyecto original contemplaba la construcción de dos torres pero finalmente sólo se ejecutó una de ellas; su estructura corresponde a los modelos lombardos.

La fachada se concibe a modo de pantalla con un marcado ritmo horizontal debido a las dos líneas de galerías que la cortan a media altura. Una tercera galería recorre el perfil apiñonado del remate superior. La verticalidad viene determinada por un único elemento, característico del románico lombardo: una especie de porche formado por un tejaroz sostenido por dos columnas de fuste esbelto y capitel clásico, que se apoyan sobre sendos leones, y estos a su vez sobre altos podios. Los leones son figuras simbólicas de protección.

Toda la construcción de la catedral es en ladrillo excepto las esquinas y otras zonas tectónicamente estratégicas que se refuerzan con sillares de piedra.

El interior fue enriquecido en los siglos posteriores con numerosas obras de diferentes épocas y autores. Cabe destacar el relieve del Descendimiento de Benedetto Antelami (1178), obra maestra del gótico italiano; la cátedra del obispo, también de Antelami; los frescos de la nave central, obra de Gambara artista influenciado por Giulio Romano, en los que se narra la vida de Cristo y algunos episodios del antiguo testamento; o la cúpula de Correggio, que representa la Asunción de la Virgen, advocación de la catedral.

El Baptisterio se construyó a finales del siglo XII, y siguiendo la tradición paleocristiana se dispuso una planta centralizada octogonal. El proyecto es enteramente obra de Benedetto Antelami. Hacia el exterior, cada fachada se organiza en un cuerpo basamental macizo decorado con un arco ciego o una puerta, y una serie de galerías ciegas de estructura arquitrabada, excepto la superior que es de arcos ciegos.

En el interior, las pinturas son trecentistas.

También hemos podido visitar la Camera di San Paolo y la Cella di Santa Caterina, restos de un antiguo monasterio benedictino. Con frescos de Alessandro Araldi y Correggio respectivamente.

El Palazzo della Pilotta es la primera residencia de los Farnese en Parma. Hoy día es sede de la Galeria Nazionale.

La visita es un poco rara, porque las distintas partes del complejo abren según horas y días... Muy curiosamente, algunas abren sólo por la mañana. Y sin avisarlo en ningún sitio, hacen una especie de visita privada por la tarde. Nos hemos enterado al quejarnos en la taquilla de lo arbitrario del horario...

El palacio fue construido en el siglo XVI por lo que, a diferencia de otros que hemos visto antes, fue concebido directamente como palacio, y no como castillo medieval agrandado.

Una de las partes más impresionantes de la visita es el Teatro Farnese. Literalmente, un teatro dentro del castillo.

Parte del palacio está fantásticamente acondicionado para la Galería Nacional, que alberga una gran colección de obras de arte, desde tablas medievales a pinturas del barroco, de grandes artistas. Muy impresionante la obra de Leonardo:

Bellísima.

Los Farnese se construyeron un segundo palacio, más moderno. El Palazzo Ducale es hoy sede de la policía y sólo se puede ver por fuera.

Desgraciadamente y debido a los problemas con los horarios de apertura, nos hemos perdido alguna que otra visita interesante...

Como el hotel queda un poco retiradillo y estamos cansados, decidimos cenar de picnic.

Gran idea, porque los dueños del hotel nos han dejado bebidas, patatas... y con los salumi y la ensalada, hemos cenado genial!

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