Restaurante CASARES, Segovia
- Conejo
- 24 sept 2017
- 2 Min. de lectura
No es nuestra primera visita a este restaurante y, de seguro, no será la última.

Nos encanta su ubicación, junto al Acueducto. Tienen terraza exterior, un salón a nivel de calle y otro en el nivel inferior. El salón inferior es muy grande, pero está decorado creando ambientes más pequeños y muy acogedores, de forma que tienes una agradable sensación. El salón nivel calle es más pequeño. Quizás ha muchas mesas, pero sigue resultado tranquilo. Y las vistas son fenomenales.
El personal es muy atento y organizado, de forma que los tiempos de espera no son largos.
Otra veces hemos tomado el menú turístico, que es una gran opción sobre todo si quieres tomar cordero o cochinillo.
Esta vez, comimos a la carta.
No ponen pegas a que pidas los platos que quieras y los compartas.
En nuestro caso, compartimos una enorme ensalada de la casa, un entrante y dos platos principales.
El entrante era Foie a la plancha con golden braseada, salsa española y huevo trufado. Exquisito...

De principales optamos por dos pescados. En uno somos reincidentes incondicionales.... el Bacalao con gratinado en ali-oli.

El otro fue Lomo de Rodaballo sobre tiras de tocineta y cebolla frita acompañado con dados de mango y calabacín braseado. También muy rico.

Acompañado de un Rueda Verdejo 921 Pie Franco fresquito...
Compartimos también dos postres. El primero no resultó muy acertado... Era un Pudding de vainilla de Madagascar con un coulis de frutos rojos. El problema es que, aunque en la descripción del postre no constaba, lo acompañaron de un helado de queso de cabra con trozos de membrillo. El helado era tan fuerte, que se comió todo el sabor del pudding, que sabía demasiado poco a vainilla...

El Souflé de chocolate con helado de leche merengada era sencillamente perfecto

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