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Tournus-Branzion-Chapaize-Autun, día 2


Tenemos poca suerte con el tiempo.

Según la señora del hotel, no es lo normal para esta época del año. Al parecer han tenido un mes de Junio inusualmente cálido y, sin embargo ahora hace frío y no deja de llover...

Nuestra primer parada es Tournus. Entre sol y unas gotas de lluvia visitamos la Abacial de San Filiberto, una joya del primer románico. Es una iglesia de manual de Historia del Arte: tiene de todo lo que describen los libros, pero que las iglesias en España no consiguen tener a la vez. Es enorme, y muy alta... algo que desde nuestra imagen española del románico es impresionante. La visita no sólo es gratuita, sino que te permiten incluso subir al nártex, visitar el claustro y la cripta.

Alrededor de la abacial se apiña el pueblo medieval, muy entretenido, con sus callejas...

También visitamos el Hôtel-Dieu, un antiguo hospital-museo. Muy interesante la recreación de las estancias con las camas, los dispensarios, la botica... bueno, la farmacia deja sin palabras.

Hemos comprado en una tienda uno de los productos típicos de la zona: el jambon persillé

.

Los borgoñones son muy aficionados a preparar diversos tipos de fiambres de carne, paté, verduras, a veces cubiertos de masa, o gelatina... Son visualmente muy, muy atractivos y apetitosos. El jambon persillé es jamón de york troceado y amalgamado con una gelatina con cantidades ingentes de perejil. Generalmente lo presentan en formato de terrina alargada, del que te cortan un filetón al gusto.

Justo al lado hay una suculenta panadería...

Como es un poco pronto, según horario español, para comer, decidimos dirigirnos a Branzion, y tratar de comer el los jardines de su castillo. Nada más llegar al parking rompe a llover literalmente a mares...

Una de las grandísimas ventajas de nuestra furgoneta es su gran versatilidad. Uno aparta los asientos, echa a un lado las maletas... y se monta un pic-nic de lujo.

Para cuando terminamos de comer la comida, que está de rechupete... pues ha dejado de llover y sale un poco el sol.

Branzion es una villa medieval, situada sobre una colina que domina un valle. Tiene un pedazo de catillo en un extremo y una iglesia encantadora en el otro, separados por varias callejas de casitas preciosas...

Aprovechamos para tomar café en una albergue muy mono, aunque la señora resulta un poco borde y el café no demasiado bueno...

Nuestro siguiente destino es Chapaize, para ver su iglesia. Están restaurándola y francamente es un milagro que siga en pie. A diferencia de la de Tournus que estaba perfectamente proporcionada, está es un despropósito total y por esos sus propios muros, demasiado pesados, hacen que se incline peligrosamente.

De alli vamos a Lancharre. A su pobre iglesia sólo le queda, y casi de milagro, la cabecera. Es un poco rara y casi no podemos ver el exterior porque está rodeada de prados y vacas...

Pese a que el estado de conservación de los templos que hemos visto no es siempre el mejor, son realmente impresionantes en sus proporciones.

El camino hasta Autun, igual que todos los que hemos recorrido hoy, es verde y frondoso, con grandes pastos y pequeños bosques, pueblitos de cuando en cuando y más prados, y bosques. Y vacas. Muchas vacas. Tiene que llover mucho todo el año, para que esté así de verde...

El Hotel de las Ursulinas es más fachada que otra cosa. Por dentro es más cutrecillo de lo que promete el exterior...

Como ha dejado de llover, paseamos un poco por Autun. Como era de esperar, a las 7 de la tarde la población se ha muerto y los turistas buscan dónde cenar. Las chicas sólo recuerdan que cenaron en un sitio agradable, donde estaba la mayoría de turistas... La cena, rica. Tomaron su primer assiette de fromages, pero no parece que les impresionó demasiado...

Este ha sido el Itinerario de hoy:


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