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Kos-Patmos, día 4


Hoy vamos a desplazarnos desde Kos a Patmos, en barco.

Nuestro barco no zarpa demasiado pronto, asi que después de nuestro último desayuno frente al mar, damos un paseíto por el paseo marítimo.

El sistema de barcos que enlazan las islas es muy completo, existiendo casi todas las posibilidades y horarios. Es casi como ir en bus... Lo usan tanto los turistas como los propios.

Nuestro barco no sale de Kos, sino que viene de la mitad de las islas al sur de Kos y va a ir haciendo escala en todas las que pille antes de Patmos. Es un deslizador rápido, con mucha capacidad de maniobra.

Un gordito y sudoroso griego se ha molestado muy amablemente en ir apilando las maletas en montoncillos, según destino.

El crucero es muy agradable, entre siesta y siesta y paseito por cubierta. Las islas están muy cerca unas de otras y tienen puertos pintorescos y animados.

Casi todos los turistas nos hemos bajado en Patmos. Como tenían las maletas agrupadas, han colocado las de nuestro montón en una fila muy práctica... Todo bajo control.

El problema ha sido el coche de alquiler... Bueno, más que el coche, lo difícil ha sido localizar la oficina. Oficialmente, lo hemos alquilado con Europcar. Pero no hay ninguna oficina donde dice el mapa. En realidad, no hay ninguna calle que se llame como dice el mapa... Hemos entrado en Avis, donde nos han re-dirigido a Katerina-rent-a-car, una oficina local de lo más cutre, en el extremo más alejado de la población, y que hace de partner de Europcar en la isla. Sin ningún distintivo, por supuesto, que facilite su localización.

Nos han dado un Fiat Panda. Es pequeñajo, pero muy molón. Para lo pequeño que es , es bastante potente, lo que viene bien dado el carácter montañoso de la isla.

Nos dirigimos al hotel ,que está en Grikos. Grikos no es una población exactamente. Es un grupo de casas al borde del mar, en una cala preciosa. La mayoría de casas, quitando algunas de alquiler turístico, son de gente de allí, con sus huertas y bonitos jardines. Y nuestro super-hotel. El Patmos Atkis es un hotelazo de 5 estrellas... que tiene a su ladito otro más sencillito, de 3.

El Silver Beach es una monada. Es una casita encalada al borde mismito de la playa. Con sus balcones pintados de azul y un porche encantador. Y que disfruta de todos los servicios de su hermano mayor.

Hemos comido en el restaurante del Silver Beach, que es una taberna típica. Con sus sillas de enea azules, sus mesitas con manteles de cuadros... Y qué comida más rica, rica.

Tarde de playa y vagancia total en la playa privada del hotel, con sus tumbonas...

Hemos decidido cenar de pic-nic en nuestra terraza con vistas al mar. Para lo cual nos acercamos a Skala a comprar. La ciudad es caótica, pero muy pintoresca y atractiva, con tiendas muy interesantes...

Hemos decidido tomar un mojito en el bar chill-out del hotel. Mala idea: el peor combinado de mi vida... Madre mía, qué requetemalo...

Eso si, qué vistas, qué playa, qué tranquilidad....


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