top of page

Cueva de la revelación-Chora-Playa de Petra, día 5


Pues si, el desayuno es literalmente de 5 estrellas... En primer lugar, porque lo sirven en el restaurante del Patmos Atkis, con su terraza abierta al mar. En segundo lugar, porque tiene absolutamente de todo. Desde los componentes clásicos del desayuno continental, a las más representativas delicias de la gastronomía griega...

Tienen leukomades, pero no sólo los que conocíamos ya, fritos en aceite y miel, sino también otros dados en azúcar, como los donuts. Tienen varios tipos de yogur griego, según la leche sea entera, semi o desnatada. Que no se corresponde para nada con los de los supermercados en Madrid, aunque sean de marca griega. Como era de esperar, los contenidos grasos en Grecia van a su bola (les van a decir a ellos cómo desnatar la leche...). De manera que el "desnatado" viene a ser el "entero" de aquí. Dios mío, cómo está el entero de allí. Ni cae de la cuchara... Tienen un montón de mermeladas caseras.... Nos hemos puesto...

La isla de Patmos es pequeña, pero con relieve. En nuestro camino a la Cueva de la Revelación, la carretera sube y baja, permitiendo vistas increibles sobre las numerosas calitas.

Según la tradición, sobre el año 96 de nuestra era, el apostol San Juan, desterrado en la isla de Patmos, tuvo unas revelaciones sobre el mundo futuro que dictó a su discípulo Prócoro y que este puso por escrito y componen el último de los libros de la Biblia: el Apocalipsis.

Estas visiones tuvieron lugar en una cueva, sobre la cual se construyó una ermita y una pequeña capilla, visitables en la actualidad. Se accede desde la ladera de un pinar, entrando por la ermita. Se baja a la capilla, a cuyo lado está la cueva excavada en piedra.

Chora es la capital administrativa de Patmos. Está situada en la parte central del sur de la isla, a pocos kilómetros al sur de Skala, el puerto principal de Patmos. Para acceder, nos obligan a dejar el coche en pleno camino, debajo de un árbol. Y subir "a pata".

El asentamiento tradicional se construyó alrededor del imponente Monasterio de San Juan el Teólogo, durante el siglo XII. El monasterio tiene el aspecto de una fortaleza bizantina y domina la colina, siendo impresionante su vista. El complejo es un sistema intrincado de patios, ventanas, escaleras, capillas... Todo encalado y blanquísimo. Es como andar por un belén gigante...

A la salida damos un paseo por Chora. Chora floreció entre los siglos XVI y XVII, cuando las familias adineradas de la época construyeron bellas mansiones y residencias. La mayoría de las casas actuales siguen el estilo típico del Egeo, encaladas y con cimas planas de techo para guardar el agua de lluvia, y se entremezclan con las magníficas mansiones. El hermoso paisaje se vuelve aún más atractivo con las callejuelas estrechas, las hermosas capillas blancas como la nieve y los patios floridos. Hay gran cantidad de rosadas buganvillas, espectacularmente floridas. Chora tiene además encantadoras tiendas, tabernas, restaurantes, bares y cafés, que la hacen atractiva más allá del famoso monasterio que atrae a gran cantidad de turistas. Hay que dejarse llevar, sin rumbo, sin prisa... y descubrir sus rincones...

Es más de media mañana y hace un calor increíble y estamos sudando... Decidimos tomarnos una cervecita en una taberna con vistas sobre Skala... Deliciosamente helada...

De las muchas posibles playas que la isla da para elegir, hemos decidido probar con la playa de Petra, relativamente próxima al hotel. La tal playa dispone de un único chiringuito, a saber, una antigua caravana, que lo mismo te prepara un bocata, que te alquila una sombrilla, o te da un paseo en kayak. Hemos pillado unas sombrillas, que los de la caravana ceden gratuitamente (bien saben ellos que algo acabarás tomando....) y comemos de pic-nic. Con una provisiones que nos hemos agenciado en Skala y unas supercervezas heladas del chiringuito... No se puede pedir más!

La playa es tranquila y silenciosa. No hay demasiada gente. Tiene unas vistas magníficas sobre un islote por el que pasean insolentes unas cuantas cabras...

Para las seis y media el sol empieza a bajar y los pocos bañistas que quedan aún se preparan para partir...

Después de ducharnos hemos dado un paseito por el camino rural que va del hotel a la playa de hoy y en el que además de casas, hay algún restaurante o tabernilla. No obstante, decidimos cenar en la del hotel, que está bastante animada. La cena, riquísima. Amenizada por unos cuantos gatos autóctonos que intentaban invitarse a la mesa, o conseguir "cazar" algo en la playa...


You Might Also Like:
bottom of page