Hoy visitamos la tercera ciudad de la Rodas clásica: Lindos.
A día de hoy es uno de los puntos de mayor interés turístico de la isla, por lo que está a tope de turistas que llegan en coche, bus, barco... y hacen la visita un poco pesada.
El aspecto de Lindos es realmente curiosos. Está a unos 40 km de Rodas, en lo alto de una colina. Cuando te vas acercando en coche se ve imponente desde la lejanía.
Se organiza en dos niveles diferenciables también desde lejos: el correspondiente a la población actual, con sus casitas colocadas sobre la falda de la colina y, por encima, el de la Acrópolis.
El acceso a la acrópolis pasa por atravesar la población subiendo desde la plaza central.
El coche, uno lo deja donde puede y punto. Que es lo que han ido haciendo el otro montón de gente que ha llegado antes que tú... Hay coches en los arcenes, entre las casas, en las curvas....
Se puede subir andando o usando un pintoresco servicio de burro-taxi. Los burros van en parejas, guiados por el taxista y seguidos de otro personaje que va recogiendo los excrementos... Turísticamente pintoresco... Poco práctico y no demasiado apetecible...
El problema de subir andando es el calor. A cambio, puedes elegir calles menos transitadas e irte asomando a las distintas terrazas. Las vistas compensan de sobra el esfuerzo...
La Acrópolis tal y como la vemos hoy es el resultado de la superposición de edificios de diferentes épocas:un gran grupo de ruinas antiguas que datan del siglo I a.C., un templo romano del siglo III, un castillo medieval, una iglesia del siglo XIII, las fortificaciones que construyeron los cruzados, y otros monumentos.
La parte original se remonta a la época Arcaica, cuando se construyeron sus edificios más característicos. En época bizantina empezó a fortificarse, pero fueron los caballeros los que la dotaron de las más imponentes fortificaciones.
La visita se inicia atravesando las fortificaciones externas y el Palacio del Comendador.
Desde allí se accede a la terraza inferior, desde la que se puede ver la impresionante stoa helenística y las escaleras monumentales, que van ascendiendo a los diversos niveles hasta llegar a los propíleos y al templo de la Atenea Lindia. El conjunto tenía que ser impresionante, porque con lo que queda en pie aún lo es.
Desde arriba se tienen unas vistas preciosas sobre la bahía de San Pablo.
El pueblo de Lindos es una piña compacta de casitas, placitas, callejas... Es para perderse sin rumbo...
Hay dos tipos de casas: las pequeñas casas blancas, de techo plano, características de todos los pueblos marineros griegos; y las de piedra, con ricas portadas labradas con motivos marineros (maromas, cadenas de barco, trenzado, cruces). Estas últimas fueron construidas entre los siglos XV y XVIII por los capitanes y marineros enriquecidos, y se las conoce tradicionalmente como archontiká. Es habitual que los nombres de los propietarios originales estén tallados en la fachada, así como el siglo en que fueron construidas. Estas casas se ordenan en torno a un patio decorado con los tradicionales choklakia, un tipo de suelo de origen bizantino confeccionado con guijarros de colores normalmente blancos y negros, aunque a veces se encuentran también rojos, dispuestos formado dibujos geométricos a modo de mosaico. Estos suelos aparte de su función decorativa cumplen una función práctica ya que si se mojan contribuyen a refrescar el espacio. Los patios de las casas de Lindos suelen estar también profusamente decorados con plantas y flores.
Muchas casas son hoy día restaurantes, tabernas, tiendas de recuerdos...
Al bajar de la Acrópolis tenemos un poco de hambre, pero sobre todo muchísima sed. Así que nos tomamos un superzumo de naranja en el Captain's House. Situado en una de las mencionadas casas de piedra, el local ocupa el patio y una entrada cubierta. Al fondo está la vivienda, visitable si consumes y acondicionada como una casa tradicional.
Después de otro paseo, compras y demás, comemos en la azotea de un restaurante...La comida no es gran cosa, aunque el camarero es muy simpático y atento. LA terraza es razonablemente fresquita
Pasamos un buen rato de laya en la playa de Lindos, que es preciosa, con una profunda cala de arena finísima, y vistas a la ciudad y la fortaleza.
De vuelta a Rodas, volvemos a parar a ver la puesta de sol en la playa de ayer...
Conseguir llegar al parking es toda una aventura... Porque las calles no son ni con mucho paralelas, a veces son de dos sentidos y de pronto quedan en uno solo... Y hay que sortear las motos, los buses, los peatones...
Hemos vuelto a la Anchor Tavern a cenar...