top of page

Carcassone-Abadía de Fontfroide-Narbonne, día 3


Hoy va a hacer pero que mucho calor...

Otro increíble desayuno con de todo, mucho y muy rico, y nos despedimos de Simone.

Nuestro primer destino hoy es la Abadía de Fontfroide, camino de Narbona. Situada en el valle de Les Corbiéres, la abadía del s.XI se unió a la orden cisterciense en 1145. Hasta el s.XIV vive y crece prósperamente, pero la peste negra merma su comunidad hasta casi la mitad. Convertida en encomienda, la abadía se empobrece progresivamente, hasta que su comunidad queda reducida a 7 monjes y es abandonada durante la Revolución. En 1843 es restaurada por Violet-le-Duc y se instala una nueva comunidad, que la abandona poco después, pasando a manos privadas. Sus actuales propietarios se encargan del mantenimiento del edificio, y organizan actividades diversas de carácter cultural.

La visita es libre, con un folleto o una tablet que te prestan a la entrada.

Al complejo se accede por el Patio de Honor del s.XVIII,

desde donde se accede el Refectorio de los legos y el Patio de trabajo. En la abadía, los legos se encargaban de las tareas agrícolas y los talleres, y viven separados de los monjes.

Por el Callejón de los legos, se conecta con la cocina, los dos refectorios, y la despensa.

Lo más impresionante de la abadía es sin duda su Claustro, desde el que se articula toda la vida de la comunidad. Es del s.XIII y estilo gótico, construido a partir de uno románico anterior.

La Iglesia Abacial es de estilo románico, construida en el s.XII y una de las más altas.

En la actualidad luce unas vidrieras modernas, encargadas por el propietario actual a un amigo que las fabricó in situ.

Desde el claustro se accede a la preciosa Sala Capitular.

En un segundo piso se visita el Dormitorio de Legos.

Desde allí se baja a la Despensa, para salir al jardín.

La segunda parte de la visita se centra en los Jardines de la Abadía. Junto a ella los propietarios actuales han establecido una rosaleda con numerosas variedades

seguida de un jardín de olores, con plantas aromáticas de la zona.

En la colina aledaña hay una serie de jardines en terraza, con mucha sombra, fuentes...

Nos dirigimos a la ciudad de Narbona. Narbona fue la ciudad romana más antigua de Francia y dio nombre a la provincia entera, Galia Narbonensis. En las épocas de la herejía cátara se alineó con la Iglesia Católica y con el rey de Francia, y su arzobispo encabezó la persecución.

Hemos llegado un poco pronto para que nos den la habitación, así que dejamos el equipaje y nos acercamos al Paseo Mirabeau, al borde del Canal de la Robine, donde comemos de pic-nic. El canal atraviesa la ciudad y tiene varios embarcaderos para paseos turísticos. El paseo es amplio y arbolado.

Nuestra visita ha empezado en Les Halles, el mercado de abastos, porque está al lado del paseo donde hemos comido y porque, dadas las costumbres de los franceses, cierra a las 2 de la tarde y no vuelve a abrir. Es un mercado cubierto de principios del siglo pasado, estructura metálica con grandes ventanales. En sus puestos puede encontrarse de todo, hay puestos de abastos, puestos gourmet y también restaurantes.

Uno de los grandes atractivos de la ciudad es el extraño complejo Catedral-Palacio Arzobispal. Extraño de ver, y más extraño de entender....

La Catedral de los Santos Justo y Pastor, es más un proyecto que quedó a medias.

Se empezó a construir en el s.XIII, en estilo gótico septentrional. Si embargo al estallar la Guerra de los 100 años, la ciudad decidió desviar los fondos a la defensa de la ciudad. La construcción quedó paralizada y aunque posteriormente se acometieron varios intentos de recuperación, el edificio quedó inacabado. Estrictamente hablando, lo único que se completó es la cabecera y el coro, cuyas proporciones dan cuenta de lo ambicioso del proyecto. A la altura del transepto, donde empiezan a arrancar las naves, dejaron de construir. Levantaron un muro para cerrar el conjunto, y hacia afuera quedaron los muros "a medias".

El claustro gótico es muy sencillo, pero hermoso. El problema es el lamentable estado en el que se encuentra. Actualmente están trabajando en su consolidación.

Junto a la catedral están también los Jardines del Arzobispo, con su reloj de sol.

El Palacio del Arzobispo es un conglomerado de edificios de diversas épocas, construidos a lo largo del tiempo por sus diversos ocupantes, con distintas finalidades. Es el segundo en importancia, después del de Avignon.

El complejo está unido a la catedral y tiene también una curiosa fachada hacia la plaza del Ayuntamiento. La visita incluye la subida al torreón Gilles Aycelin, una especie de donjon con bonitas vistas sobre la catedral y la ciudad.

También se visita el Museo Arqueológico, y el Museo de Arte e Historia. La visita permite recorrer las distintas épocas de la ciudad y los vestigios que de ellas se conservan, a la vez que ver el propio palacio y sus distintas estancias.

Para la importancia que tuvo la ciudad en época romana, no quedan demasiados restos visitables. En el centro de la Plaza del Ayuntamiento puede verse un pequeño tramo de la Vía Domitia, que unía España con Italia en el s.II aC.

El segundo monumento destacable de la ciudad es el Horreum. Se trata de unas complicadas galerías subterráneas del s.I aC., cuya extensión y organización completa no es del todo conocida, ya que en parte se ha hundido. Están a unos 5m de profundidad, y durante muchos años fueron usados descuidadamente como bodegas particulares. Por comparación con estructuras similares y la por su situación próxima a las vías principales de la ciudad, lo más probable es que estuviera debajo de algún edificio importante.

En la parte visitable se ha recreado cómo debía ser su aspecto original, en cuanto a materiales y técnicas constructivas, y en cuanto al uso que se haría.

De las varias otras iglesias que se pueden visitar hemos encontrado alguna cerrada por obras de consolidación. La Basílica de San Pablo es una curiosa y extraña mezcla de elementos góticos y románicos.

La Iglesia de Nuestra Señora de Lamourguier es ahora el Museo Lapidario.

El resto de la visita pasa por deambular por las calles, cruzar el canal por el famoso Puente de los mercantes y recorrer el barrio del Bourg.

Hemos tomado una cervecita en una terraza de la plaza.

En Narbona, y pese a que hay bastantes turistas, la vida empieza a desaparecer a las siete, cuando cierran las tiendas.

La oferta de sitios para cenar no es demasiado variada y acabamos en un restaurante italiano junto al cana, llamado Bella Napoli. Tiene una agradable terraza... el problema es que a media cena se desata una buena tormenta y acabamos todos dentro del restaurante,que tampoco está mal. La comida no está nada mal.

Nuestra ruta de hoy:


You Might Also Like:
bottom of page