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Montpellier, día 5


Montpellier es sin duda una ciudad muy interesante. Muy activa y moderna, con una gran vida social y cultural, es la octava ciudad en importancia del pais. Se la menciona por primera vez en el 985. Perteneció a la Corona de Aragón antes de ser vendida a Francia.

Nuestro hotel está situado a dos calles de la Plaza de la Comedie. El Hotel Oceanie Le Metropole es un cuatro estrellas situado en un bonito palacete, acondicionado con mucho gusto. Nuestra habitación es amplia y confortable, y los espacios comunes son realmente increibles. El desayuno es bueno y abundante, y se sirve en un enorme salón con vistas a la piscina.

Empezamos nuestra visita en la Place de la Comedie,verdadero centro neurálgico de la ciudad, donde además está la Oficina de Turismo. Se trata de un amplio espacio ovalado, totalmente peatonal, a excepción del paso del moderno tranvía por un lateral. Los edificios son de estilo Haussmann, con terrazas y restaurantes muy animados a cualquier hora del día. Destaca la fuente de las tres gracias y el edificio de la Ópera Comedie, en uno de sus extremos, con una fachada que recuerda a la Ópera de París. Siempre está animada, llena de turistas, estudiantes ...

Desde allí nos acercamos a una de las dos torres que quedan de la muralla, la Tour de la Babote, que luego albergó un observatorio astronómico.

Todo el centro antiguo de la ciudad es un entramado de calles estrechas, con tiendas, restaurantes, terracitas... muy agradable de recorrer. En nuestro camino, visitamos la Iglesia de San Roque y su barrio. La iglesia no tiene nada en particular, pero el barrio es realmente coqueto.

En un extremo de la parte antigua de la ciudad está el Arco de Triunfo que da paso a la Plaza de Peyrou, con la estatua de Luis XIV. A continuación está el Aljibe y el Acueducto de San Clemente, que permitió abastecer de agua potable a la ciudad. El conjunto tiene bonitas vistas sobre la parte moderna de la ciudad por ese lado.

Nuestra siguiente parada es la Catedral de San Pedro, edificio gótico meridional con una portada precedida de dos inmensas torres circulares, que le dan un aspecto de gran fortaleza.

Adosada a la catedral está la Facultad de Medicina, una de las más antiguas del mundo todavía en funcionamiento. Destaca por su museo de anatomía y sus aulas.

No demasiado lejos se encuentra el Jardín de Plantas, que pertenecía a la facultad de medicina y donde se cultivaban y estudiaban especies medicinales. Es enorme, muy bonito y bien conservado. Está organizado en diversos espacios, según el tipo de plantas. Hay un gran estanque, un bosque de bambú, tiene su propio invernadero de plantas carnívoras, y una orangerie en proceso de restauración.

Con todo, es la hora de comer.

En nuestra primera visita a Montpellier, de paso y sin parar apenas, cenamos en un restaurante que creemos haber localizado... Eso fue hace más de 20 años, pero recordamos la cena con mucho cariño. Y nos apetece repetir.

El restaurante en cuestión sigue siendo muy popular y está al ladito del hotel. Se llama L'Entrecôte y un plato único: falso entrecôte loncheado con una salsa patentada, un montón de patatas fritas y un poco de ensalada. Está siempre lleno, pero el personal es muy activo y eficiente. La comida está francamente muy rica.

Pasamos por el hotel a pegarnos una ducha y descansar un poco, porque el calor es notable.

Para la tarde la predicción es de tormentas que pueden llegar a ser fuertes... Pero lo cierto es que salvo nublarse un poco...

Visitamos el Centro Comercial Polygone, que hay que atravesar para ver el barrio de Antigone, diseñado en su día por Ricardo Bofill. Es impresionantemente desproporcionado en sus dimensiones. Todo es enorme y resulta un poco raro, de estilo "neo-griego".

De vuelta al centro, nos encontramos un animado mercadillo en la Explanada de Charles de Gaulle, la zona arbolada que se abre al final de la Plaza de la Comedie. En el mercadillo además de puestecillos de ropa hay muchos para la degustación de vinos de la zona, comida, algunos food tracks... Está muy animado...

Hemos encontrado un puesto de dulces donde comprar unos Kounig Aman !!!

Terminamos cenando en un restaurante bretón. Curiosamente en este viaje no hemos probado demasiada cocina de la zona, pero hemos encontrado varios locales bretones...

El restaurante en cuestión esté en una calleja de la zona medieval y se llama C'Breizh. Muy buenas gallettes y crêpes, y buena sidra.

Aqui la gente sale hasta muy tarde, tanto a cenar como de copas, por lo que las calles están muy animadas.


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