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Montpellier-Maguelone-Saint Gilles du Gard-Pont du Gard-Nîmes, día 6


Tomamos nuestro último desayuno en el hotel de Montpellier. Como es fin de semana hay mucha más gente que ayer.

Decir que el parking de la Place de la Comedie ha sido una pasada de caro.

Abandonamos Montpellier atravesando sus barrios más modernos, con bonitos edificios de diseño, camino del borde del mar.

Esta zona de costa está llena de estuarios, marismas y estanques, visibles muchas veces desde la carretera. Hay multitud de aves entre la vegetación. Como es una zona muy plana, hay muchas personas que lo recorren en bici.

Nuestro primer destino es la Catedral de Maguelone. Se trata de los restos de un complejo iglesia-palacio episcopal situados en una lengua de tierra. El acceso en coche está bastante limitado. Hemos dejado el coche en un parking de pago, y accedido a la península por el puente de una esclusa, ya que algunos tramos de los estanques son navegables para embarcaciones de recreo. Al otro lado hay un trenecito gratuito que recorre el camino hasta los restos de la iglesia y de allí hasta la playa propiamente dicha. Como es pronto y hace fresquito decidimos ir andando. Es un camino agradable que permite observar los estanque, la vegetación... y va rodeando el islote donde está la iglesia. No hay ni un ruido... El islote tiene un enorme viñedo alrededor del bosquecillo donde están los restos de la catedral.

Pese a su extraña ubicación, el obispado existe desde el s.VI. En el s.XII alcanzó su mayor esplendor, cuando se construyó la iglesia románica y la casa del obispo. De ahí en adelante fue perdiendo importancia y al final el obispado se trasladó a Montpellier. Para evitar su uso fraudulento Richelieu desmontó todos los edificios que pudieran dar cobijo a malhechores. Por lo que en la actualidad queda la iglesia intacta y unas pocas ruinas del antiguo palacio, totalmente "empotradas" en el lado izquierdo de la fachada. Es una preciosa iglesia románica meriodional, con transepto destacado en planta. En algún momento le añadieron un coro al que se puede subir y disfrutar de magníficas vistas de la nave.

El edificio está rodeado de un sombreado bosquecillo y de los consabidos viñedos.

Volviendo al camino principal, nos acercamos a la playa, que no es gran cosa pero está bastante llena.

Optamos por volver en el trenecito porque el calor ya va siendo notable.

Nuestro siguiente destino es Saint Gilles du Gard. El pueblo es el sitio más insulso y aburrido del mundo. Gracias a que llevamos material de pic-nic comemos debajo de un triste árbol. No hay cafés, ni restaurantes, ni tiendas.... ni gente.

La razón de nuestra parada es la Abacial de Saint-Gilles, monumento que al que los vecinos no parecen dar demasiado valor...

La Abacial original cobró importancia en el s.VII como lugar de peregrinación al estar enterrado allí el eremita Gilles. El primer templo fue sustituido por otro de mayores dimensiones en torno al s.IX, que a su vez debió ser sutituido por uno mucho más ambicioso en el s.XI. La falta de recursos y las guerras sucesivas hicieron que el nuevo templo no sólo no se terminase, sino que en parte fuera demolido para usar sus bloques en otros menesteres. Como para construirlo empezaron por desmontar el que tenían, llegó un momento que se quedaron sin cabecera: ni la antigua, ni la nueva. Así que cerraron las naves de la antigua, y se quedaron con eso.

La visita resulta bastante pintoresca. Se pueden ver desde fuera los basamentos de la iglesia que no llegó a construirse, el extraño cierre de las naves...

También están trabajando en la recuperación de algunos de los edificios de la abadía, que han quedado por debajo de las casas actuales.

El interior es .... curioso.

Tiene una cripta visitable, de posición un tanto extraña, donde está el enterramiento de Saint Gilles.

Pero sin duda lo más espectacular es la impresionante fachada monumental inspirada en los monumentos funerarios romanos. Data del último tercio del s.XII y sus bellas y elegantes escenas recorren los principales episodios de la pasión.

La última visita de hoy es el parque tématico del Pont du Gard.

El Puente del Gard es un puente acueducto construido por los romanos en el siglo I de nuestra era, para salvar el enorme desnivel del río Gardon. Es excepcional por sus dimensiones ya que con sus 49 metros de altitud, es el puente antiguo más alto del mundo. Está compuesto por 3 filas de arcos superpuestos (6 arcos en el primer nivel, 11 arcos en el segundo nivel y 47 arcos originalmente), lo que constituye una realización rarísima para la época, y es la razón de que en la actualidad sea admirado como una obra de arte de ingeniería. Cerca de un millar de hombres trabajaron en esta obra colosal terminada en solo 5 años. Destaca así mismo por su excelente estado de conservación.

El Pont du Gard no es sino el más grande de los puentes del Acueducto de Nimes, construido a partir de año 50 de nuestra era, que llevaba agua a presión desde Uzés hasta la ciudad de Nimes. En total, 50 km. La disponibilidad de grandes cantidades de agua corriente posibilitó un enorme desarrollo en esta ciudad.

El estado francés ha construido alrededor del monumento un impresionante parque destinado a controlar el flujo de visitantes y atender a sus necesidades. El parque cuenta con parking propio a ambos lados del acueducto, restaurantes y un museo.

El río cuenta con zona de baño y actividades acuáticas.

Durante la visita hemos hecho una paradita en uno de los restaurantes, que tiene unas vistas impresionantes sobre el puente.

El museo es impresionate. Está dedicado a explicar la relación de los romanos con el agua, la importancia que le daban y los esfuerzos para canalizarla.

Tiene una zona dedicada a la distribución de agua dentro de las poblaciones: fuentes, cañerías, sifones, conducciones de aguas sucias...

Otra destinada a infraestructuras como las termas, letrinas... que consumían grandes recursos hídricos...

Otra destinada al proceso constructivo del acueducto, con recreaciones a tamaño natural...

Y una última destinada al Acueducto de Nimes en su totalidad. Un montaje a vista de pájaro sigue el curso del acueducto, desde la fuente hasta Nimes, a través de numerosos tramos de acueducto que, aunque no tan espectaculares, no dejan de ser asombrosos, por su longitud.

Nuestro destino final es la ciudad de Nîmes, a la que llegamos al final de la tarde. Estamos en un precioso apartahotel justo enfrente de la Arena.

Nîmes parece una ciudad bastante tranquila, con horarios bastante franceses.

Hemos cenado en una agradable pizzería en una placita próxima al hotel. No hay demasiada gente, pero resulta animadillo. La calle que conduce a la estación tiene una especie de conducción de agua a modo de canal plano, iluminado de colores que van cambiando

Nuestra ruta de hoy:


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