top of page

Un día en Mérida


Aprovechamos el finde largo de La Almudena para hacer una escapadita y visitar a Jesús y María (El Huerto de Perico) en Almendralejo y darnos un paseito por Mérida.

Vamos a centrar nuestra visita en la Mérida romana... porque Mérida es inmensa y en un día no nos va a dar tiempo a más...

La Colonia Iulia Augusta Emerita fue fundada por orden de Octavio Augusto en el 25 a.C. para acoger a los soldados veteranos (eméritos) de las campañas del norte de Hispania. En el 15 a.C. se convirtió en la capital de la nueva provincia hispana de Lusitania. Su importancia no desapareció después de Roma: fue una importante ciudad visigoda, fue conquistada por los árabes y reconquistada por los cristianos... pero es sin duda conocida por su impresionante conjunto arqueológico romano, uno de los más importantes y mejor conservados.

Nuestra primera parada es junto al parque del Acueducto de Los Milagros. La ciudad disponía de varios acueductos para abastecer de agua a sus más o menos 15000 habitantes. Este traía agua desde el Embalse de Proserpina. Aunque de factoría más sencilla que otros , se conservan unos 800m de acueducto, construido en piedra y ladrillo.

Hemos dejado el coche en un parking junto al Puente de Lusitania, obra del arquitecto Calatrava (que la verdad ha resultado muy económico; no llegó a 6 euros por casi 10 horas).

Desde allí, nuestra primera visita es el Área Arqueológica de Morerías. Se trata de uno de los yacimientos urbanos más grandes sacados a la luz. Incluye un importante tramo de la muralla romana, donde es posible ver cómo estaba construida, los portillos, la calzada... Así mismo , cómo se modificó en época visigoda y se le adosaron viviendas...

Quedan restos de una suntuosa domus, la Casa de Los Mármoles, del s.III d.C, muy bien conservada. La visita incluye paneles explicativos en el recorrido.

Un poco más arriba siguiendo el río llegamos a los restos de la Alcazaba. Los árabes desmontaron una de las principales puertas de la muralla romana, la que daba al puente, para construir la entrada a su alcazaba. Aún así, todavía pueden verse restos de la calzada, y de los asentamientos de las puertas.

Así mismo modificaron los paneles de la muralla romana reforzada en época visigoda y utilizaron sus bloques de piedra para su propio perímetro. En realidad, de la Alcazaba quedan los muros y un pequeño edificio en el centro, que alberga el aljibe.

En el interior se ha excavado una zona de viviendas visigodas.

Saliendo por donde hemos entrado admiramos el Puente Romano, uno de los más largos de la antigüedad. Se construyó al fundarse la ciudad y siempre tuvo un gran valor estratégico y comercial. Hay un panel explicativo muy interesante sobre su construcción.

Nuestra siguiente parada es el Templo de Diana. Una de las cosas más curiosas de Mérida es cómo se han conservado los restos arqueológicos. En muchos casos, porque fueron sepultados y se construyó sobre ellos. En otros, como es el caso de este, porque admiraron tanto a los sucesivos ocupantes de la ciudad, que los incorporaron a su vida, como signo de poder. La estructura perimetral del templo sirvió como base al Palacio renacentista del Conde de los Corbos, del que aún queda una parte. El templo, de época imperial estaría en el centro de un foro rodeado de un criptopórtico, según se deduce de restros hallados en la zona.

La ciudad contaba con otro importante templo, rodeado de su propio un foro y un pórtico aún mayores, a los que se accedía desde una imponente puerta. De todo esto queda, por un lado el arco de acceso, el Arco de Trajano.

Por otro lado, unas columnas y un pequeño trozo de uno de los paños del criptopórtico.

Buena hora para tomar un aperitivo en la Plaza de la Constitución. Jesús y María nos han recomendado un sitio, El Pestorejo, donde ponen de tapa su famoso pestorejo. El pestorejo es el nombre que se da a la careta de cerdo compuesta por el morro, la jeta y oreja. Tiene su origen en la tradicional matanza y se prepara a la brasa. Deliciosamente grasoso...

Nuestra siguiente parada es el Conjunto arqueológico del Anfiteatro y Teatro. Situados contiguos el uno al otro fueron erigidos para albergar, respectivamente, las luchas de gladiadores y las representaciones escénicas. El primero tenía cabida para unos 15000 espectadores, y el segundo para unos 6000. A los romanos les interesaban más los gladiadores que el teatro, pero Mérida era lo suficientemente importante para poder permitirse ambos. Delante del teatro se ha excavado una bonita casa.

Vamos a comer en los alrededores del conjunto, ya que por la tarde la idea es visitar el Museo.

El Museo Nacional de Arte Romano alberga una importante colección de restos de escultura, mosaicos... El edificio, diseño de Moneo, es de ladrillo y hormigón, con una estructura y dimensiones que recuerdan a los edificios tardorromanos. Bajo el edificio, en una cripta construida para protegerlos hay varios restos de casas.

La siguiente parada es la Casa del Mitreo y el Columbario.

Situada extramuros, se trata de una lujosa propiedad articulada en torno a tres patios impresionantes.

Sus dueños, además de importantes debían ser bastante cultos. Una de las habitaciones conserva el preciosos mosaico del cosmos; probablemente fue una biblioteca. Incluye zonas subterráneas de almacenamiento, restos de escaleras a un segundo piso, e incluso de unas termas añadidas con posterioridad.

También extramuros y no muy lejos está el Columbario. Se trata de una zona con varios edificios de enterramientos del s.Id.C.

Nuestra última visita es para el Circo. De época Julio-Claudia, es uno de los mayores y mejor conservados. Estaba fuera de la muralla y sufrió varias transformaciones a lo largo del tiempo que estuvo en funcionamiento. Quedan restos de las gradas, de la spina y de las carceres, los habitáculos desde donde se daba salida a los cuadrigas.

Junto al circo quedan restos de otro de los acueductos.

Se nos ha hecho de noche y nos ha faltado tiempo para algunas visitas que nos hubieran gustado: el Castellum Aquae, la Basílica de Santa Eulalia, la Colección Visigoda... Buenas razones para volver...

A la mañana siguiente visitamos el Embalse de Proserpina y su Centro de Interpretación del Agua. Se han hecho varias catas en el muro de contención para conocer su estructura constructiva. Tenía dos torres para canalizar las aguas hacia el sistema de conducción.

You Might Also Like:
bottom of page