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Córdoba, día 1(I): visitando la Mezquita


Nuestras pequeñas vacaciones de invierno nos van a llevar tres días a Córdoba, con la intención de visitar la ciudad y la cercana Medinat al- Zahra, recientemente declarada Patrimonio de la Humanidad. Con ello, Córdoba se convierte en la única ciudad española con cuatro bienes declarados: la Mezquita, el Centro Histórico, la Fiesta de los Patios y ahora, Medinat al-Zahra.

Hemos hecho el viaje en AVE por la mañana. Al llegar, en la oficina de turismo de la propia estación, hemos comprado los billetes para el bus de Medinat al- Zahra de mañana. Dadas las fechas, no hay demasiado problema, pero por si acaso no queremos correr riesgos.

Nuestro hotel, el Eurostars Patios de Córdoba, está en el centro, a unos 10 - 15 mn andando.

Dada la hora, optamos por comer pronto en uno de los múltiples restaurantes de la Judería. El Rincón de Carmen es un establecimiento sencillo, pero muy agradable. Tiene un bonito patio andaluz, aunque con el frio que hace optamos por comer dentro. Son encantadores y la comida es rica y abundante. Hemos probado un flamenquín y unas berenjenas, como manda la tradición.

Nuestro primer y casi único objetivo de hoy es visitar la Mezquita aljama, seña de identidad, principal reclamo turístico de la ciudad y Patrimonio de la Humanidad desde 1984.

Córdoba ya era una ciudad importante antes de la llegada de los musulmanes, tanto en época romana como visigoda. Pero el desarrollo que experimentó en el periodo andalusí no tiene comparación con ningún otro momento histórico. Tras la llegada de Abd al-Rahman y la constitución del emirato independiente, Córdoba se convirtió en la capital estable de Al-Andalus.

La capitalidad favoreció el crecimiento económico, social y cultural de la ciudad: se acometieron numerosas obras públicas, se construyeron escuelas, mezquitas y otros edificios públicos...

Córdoba alcanzó unas dimensiones mucho mayores que la ciudad actual (en aquella época, según las crónicas, estaba unida a Medinat al-Zahra, que hoy se encuentra a unos 8 km).

Ninguna otra ciudad europea llegó a tener tal desarrollo, y no lo tendrá hasta finales de la Edad Media.

La obra más importante que se acometió en Córdoba fue la de la Mezquita aljama, que debía dar cuenta de todo el esplendor de la ciudad. Iniciada en el s.VIII, tiene varias etapas constructivas y de remodelación, por lo que su interpretación es compleja.

Hemos encontrado un vídeo muy chulo para conseguir entenderlo.

El acceso se realiza por la parte más antigua de la mezquita.

La Primitiva Mezquita

El edificio original se levantó sobre la Basílica visigoda de San Vicente, un complejo paleocristiano que incluía no sólo la basílica sino también otros edificios civiles y religiosos. Gran parte de sus materiales constructivos, principalmente las columnas, fueron reutilizados en la mezquita. Hoy día, es posible ver algunos de los restos a través de un acristalamiento en el suelo de la mezquita.

La mezquita original tenía dos partes de igual tamaño: el aram (edificio cubierto) y el sahn (patio abierto), y no tenía alminar. Estaba orientado al sur y no a La Meca. En el aram el espacio se dividió en 11 naves mediante arquerías dobles sobre columnas reutilizadas. Cada columna tiene cimentación independiente, en lugar de una cimentación corrida por cada línea, lo que indica que la construcción se hizo de manera precipitada. Este error de cimentación ha provocado que algunas columnas se hundan.

Cada arquería se divide en cuatro niveles: el inferior de columnas, dos líneas de arcos, y un remate final de muro liso sobre el que descansa la estructura de la techumbre. Las columnas de la mezquita original tienen basa, cosa que no pasa en el resto debido a que la diferencia de altura del suelo obligó a prescindir de ella en las otras zonas. Las columnas son reutilizadas y para homogeneizar su altura se recurrió a colocar cimacios lisos de sección tronco-piramidal.

La doble arquería está formada por una primera línea de arcos de herradura, y una segunda línea de arcos de medio punto. Los arcos de herradura son todavía bastante abiertos, con un peralte similar al de las construcciones visigodas y romanas. Con el tiempo, el arco de herradura se convertirá en distintivo del arte hispanomusulmán e incluso se restringirá su uso a espacios muy relevantes. Todos los arcos se construyeron alternando dovelas de piedra y ladrillo, y posteriormente se cubrieron con revestimientos de enlucido pintado a bandas de color blanco y rojo que reproducía la factura interna. Estos revestimientos se han perdido en su mayoría.

El mihrab no debió tener un gran desarrollo arquitectónico porque tras las ampliaciones, no se ha podido encontrar evidencia arqueológica.

La puerta de acceso a esta mezquita original es la de San Esteban.

La ampliación de Abd al-Rahman II

Después de unos años bastante convulsos, la tranquilidad de la etapa de Abd al-Rahman II permitió a la ciudad desarrollarse social y culturalmente, y acometer la primer ampliación.

Se procedió a la ampliación del aram, derribando el muro de qibla para reconstruirlo más al sur, y prolongando las naves en ocho tramos. En la nueva qibla se construye un mihrab más rico, en forma de pequeña habitación, según se deduce de los rastros arqueológicos, y cuya entrada se decoró con cuatro columnas con ricos capiteles que se conservarán en la posterior ampliación de Al-Hakem II. La ampliación de las naves no presenta diferencias estructurales, pero sí algunas novedades decorativas. La primera novedad se encuentra en las columnas que carecen de basa para igualar el desnivel del terreno, y que aunque siguen siendo reaprovechadas, presentan novedades decorativas en los capiteles. En éstos se aprecia una evolución del estilo corintio: las hojas de acanto siguen siendo el elemento fundamental, pero se separan para dar cabida a otros modelos vegetales y a inscripciones, y también se añade decoración de flores en los ábacos, hasta ahora lisos. La segunda novedad importante aparece en la decoración de los apoyos de las pilastras que sostienen la segunda fila de arcos: los modillones se han sustituido por piezas lisas con un perfil convexo.

Como consecuencia de esta ampliación, en el interior de la mezquita queda la presencia de una línea de pilares a la altura de la primitiva qibla, que no se eliminaron para reforzar la estructura y evitar el derrumbe de las arquerías.

La ampliación de Abd Al-Rahman III

En el periodo que va entre Abd Al-Rahman II y III apenas se acometieron cambios.

La proclamación del califato por parte de Abd Al-Rahman III no supuso una gran transformación para la mezquita, ya que casi todos los esfuerzos y recursos constructivos fueron destinados a la construcción de Medinat al-Zahra.

Se amplió el patio y se remodeló su arquería. En el sahn aparecen elementos decorativos novedosos: por un lado, los modillones (que aparecen en la cornisa) se hacen más altos, con mayor número de baquetones, y se parten en dos por una banda vertical que puede ir decorada; por otro lado, los capiteles, todavía de inspiración corintia, se esquematizan, las hojas aparecen apenas dibujadas, como si los capiteles sólo estuviesen esbozados.

Se construyó un nuevo alminar, con un primer cuerpo alto y esbelto que llegaba hasta una terraza sobre la que se levanta una habitación para el muecín, y todo el conjunto rematado por un yamur de oro y plata que presentaba como característica original una granada. Tenía dos escaleras de acceso totalmente independientes. Toda la superficie exterior estaba decorada con labra vegetal y epigráfica. Después del terremoto del s.XVII quedó gravemente dañado. En vez de derruirlo, se decidió apuntalarlo rodeándolo con la estructura barroca actual.

La ampliación de Al-Hakem II

Es un periodo de tranquilidad, coincidente con el reinado de Alfonso X el Sabio. Córdoba atravesó otra época de esplendor y desarrollo de las artes y las ciencias, representada en la creación de una gran biblioteca.

También se llevó a cabo la ampliación más suntuosa de la mezquita, prolongando las naves con 12 nuevos tramos y desplazando la qibla hasta donde permitía el rio.

En la planta destaca especialmente la presencia de un muro de qibla doble, formando una galería interior que queda dividida en dos por la inserción del mihrab. Cada una de las dos galerías está a su vez compartimentada en estancias por los contrafuertes de los muros y tienen dos pisos, aunque se desconoce la función de las plantas superiores. Ambas galerías se comunicaban con el exterior en los extremos y con el interior por sendas puertas a ambos lados del mihrab. Estas dos galerías reciben los nombres de:· sabat, que significa pasadizo: es la galería situada al oeste, a la derecha del mihrab, que se comunicaba por el piso superior y a través de una pasarela con el palacio, y cuya función fue la de servir como acceso al califa;· tesoro: es la galería situada al este, a la izquierda del mihrab, que se comunicaba con el exterior a través de la puerta del chocolate (hoy en el interior tras la ampliación de Almanzor), y cuya función era guardar parte del tesoro de la ciudad y los objetos de más valor de la mezquita. La segunda novedad es la construcción de un mihrab habitacional muy desarrollado, pero que no sobresale al exterior gracias a la presencia del doble muro de qibla. También se constata en la planta la presencia de cubiertas en bóveda, otra novedad ya que hasta ahora toda la cubrición era con techumbres de madera, a excepción del mihrab. Ahora, además de ésta, aparecen otras cuatro bóvedas, tres en la maqsura, en los tramos de nave que se sitúan ante el mihrab y las puertas del sabat y el tesoro, y otra al comienzo de la prolongación de la nave central, sobre el espacio que ocuparía el antiguo mihrab. La última novedad que destaca en la planta es la mayor anchura de la nave central que conduce hacia el mihrab.

Por primera vez, las columnas no son reutilizadas. Carecen de basa y su capitel es de tipo corintio muy esquematizado.

El acceso a la ampliación se realiza dónde estuvo la antigua quibla, sustituida por arcos polilobulados a modo de fachada interior. En la nave central a continuación se abre un lucernario cerrado por tres pantallas de arcos polilobulados y enlazados. Hoy sólo quedan dos, porque la tercera desapareció en una de las transformaciones cristianas. El lucernario está cubierto por una cúpula en forma de bóveda de ocho nervios.

El final de este eje lo constituye el propio mihrab, en el que hay que destacar tanto la fachada como su interior. La fachada presenta una distribución similar a la que vimos en la puerta de S. Esteban: está dividida en dos registros, el inferior contiene la puerta, y el superior está recorrido por una arquería ciega. La puerta está formada por un arco de herradura descentrado de dovelas especialmente largas despiezadas a la línea de arranque, y enmarcado por un alfiz doble muy ancho. El intradós de la puerta es muy ancho y en su interior se han alojado las columnas del antiguo mihrab de Abd al-Rahman II. Los zócalos a ambos lados de la puerta están cubiertos con grandes paneles de decoración vegetal similares a los del salón del trono de Medina. Sobre el alfiz se dispone la arquería ciega formada por arcos lobulados. Todo el conjunto, a excepción de los zócalos, está decorado con mosaicos realizados por un artista bizantino traído por Al-Hakem, y copia modelos de Damasco; se trata de decoración vegetal esquematizada y simétrica en la que pueden reconocerse al menos dos tipos de planta, el acanto y la vid. Esta decoración alterna con la epigráfica que reproduce textos del Corán alusivos al Paraíso, por lo que podría atribuirse un valor simbólico a la decoración vegetal.

El interior del mihrab es octogonal. La decoración de este espacio es rica pero sobria: las paredes se cubren con un alto zócalo de planchas de mármol, sobre el que se dispone una cornisa de inspiración clásica a la que se han añadido inscripciones que refieren el hecho histórico de la construcción del mihrab. La habitación se cubre con una bóveda de estuco en forma de concha venera.

Ante el mihrab se levantó una estructura que habitualmente los autores identifican como maqsura, formado por tres espacios abovedados que se sitúan ante el mihrab y, a ambos lados, ante las puertas del sabat y del tesoro, coincidiendo con la anchura del primer tramo de las naves centrales. No obstante, según las fuentes la maqsura era un espacio bastante más grande, delimitado por una reja que llegaba hasta la altura de los capiteles y ricamente decorada con materiales preciosos, aunque no se conserva ningún rastro arqueológico de su presencia, posición y extensión.

La ampliación de Almanzor

En una Córdoba mucho más militarizada, en esta ampliación Almanzor se limitó a derribar todo el muro norte y añadir 12 nuevas naves similares a las anteriores. Hubo que ampliar el patio pero no se modificó el muro de quibla ,quedando en pie la puerta del chocolate, ni se trasladó la posición del mirhab, que queda claramente descentrado.

Las ampliaciones cristianas

Tras la reconquista de la ciudad de Córdoba en el año 1236 por el rey Fernando III el Santo, la mezquita se reconvirtió para el culto cristiano, aprovechando la capilla de Villaviciosa para situar el altar, pero sin introducir cambios arquitectónicos.

En el S. XIV se construyó la capilla mudéjar al este de la de Villaviciosa, destinada a capilla funeraria real.

A finales del S. XV, en el año 1489 se construyó la primera iglesia cristiana en el interior de la mezquita. Se trata de un sencillo templo gótico de tipo mediterráneo, de una sola nave dispuesta de forma transversal a partir de la capilla de Villaviciosa que actúa como ábside. La intervención fue muy estudiada para preservar en lo posible la traza musulmana: se aprovecharon los machones de la qibla de Abd al-Rahman II para apoyar los arcos diafragma sobre los que se levanta la techumbre de madera.

Ya en el S. XVI, Carlos I autorizó al obispo la construcción del gran templo gótico. La obra, a pesar de romper toda la perspectiva de la construcción musulmana, fue muy respetuosa con su estructura. Los arquitectos aplicaron la intervención más integradora, aprovechando los machones existentes para sustentar las bóvedas góticas, y evitando tener que construir nuevos pilares de apoyo que hubieran perjudicado más al conjunto.

Exteriores

De las puerta de acceso cabe destacar la Puerta de San Esteban. Llamada Bab al-Uzara o puerta de los visires, permitía acceder directamente sin pasar por el patio. Pertenece a la mezquita original y actualmente está bastante deteriorada. El esquema de esta puerta se repetirá después en las sucesivas ampliaciones. La organización de la puerta responde a un esquema clásico que recuerda bastante a los arcos triunfales romanos: tres calles verticales y dos registros horizontales. El cuerpo central está presidido por la puerta de arco de herradura, reformado, por lo que no podemos saber si su fisonomía actual se corresponde con la original del S. VIII; el segundo registro está presidido por una arquería ciega de arcos de herradura sobre pilastras. Los cuerpos laterales están presididos por sendas puertas adinteladas ciegas sobre las que se dispone una decoración en dos bandas: la inferior es de modillones y la superior está formada por un dintel de decoración vegetal; el segundo registro lo componen sendas ventanas abiertas adinteladas, cubiertas con celosías de influencia romana, y enmarcadas por un arco de herradura.

En la ampliación de Al-Hakam se construyeron a continuación de la de San Esteban, tres nuevas puertas tripartitas similares en estructura. En ellas aparecen las primeras celosías musulmanas: un modelos de cintas entrecruzadas que describen un trazado geométrico en estrella de seis puntas. La única puerta oriental que se conserva íntegra es la puerta del chocolate, ya que el muro se derribó en la última ampliación y sólo quedan algunos restos incorporados al interior.

Patio

El Patio de los Naranjos es el antiguo sahn después de las ampliaciones de la mezquita y las transformaciones en época cristiana. Tiene varias puertas de acceso desde la calle.

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