En el Caserío de Fontes se duerme divinamente...
El desayuno es muy agradable, gracias al buen humor de Diana. Además de desayunar, Diana nos ha dado varios buenos consejos para visitar la zona.
Hoy vamos a dedicar la mañana al barco que recorre el Cañón del Sil. De las varias opciones disponibles hemos optado por hemisferios.org, cuyo barco sale del Embarcadero de Santo Estevo, que está bastante cerca del alojamiento.
Aunque los billetes se pueden comprar por internet, como no estábamos muy seguras de cómo íbamos a ir organizando las jornadas, hemos optado por comprarlos en taquilla, a la vista de nuestros planes y de la disponibilidad. Ningún problema, excepto que entre el desayuno y la conversación hemos llegado un poco apuradillas...
El Cañón del Sil es, sin duda, uno de los elementos más emblemáticos de la Ribeira Sacra. Esta profunda garganta de roca, agua y sinuosas curvas se extiende unos 35km. Disfruta de un microclima particular, que permite cultivar en sus laderas una uva de excelente calidad. Este paraje es también refugio de múltiples especies animales y vegetales.
Esta zona ha sido trabajada desde antes de la llegada de los romanos, si bien es cierto que fueron ellos los que comenzaron a desempeñar la ardua labor de trabajar las vides en las laderas del Cañón. Cientos de años después fueron monjes eremitas los que, buscando lugares tranquilos y apartados que invitasen al rezo, se asentaron en estas laderas. Esto llevó más adelante a la fundación de grandes monasterios y también al cultivo de la vid, produciendo vinos de excelentes cualidades, aprovechando el microclima. El vino ha sido siempre el principal motor económico de la zona.
Robles y castaños encuentran en las zonas más frescas y agrestes de estos valles un lugar idóneo, mientras que especies como los alcornoques o los madroños crecen en zonas más tranquilas y resguardadas. Esta mezcla entre especies atlánticas y mediterráneas en un mismo territorio es una muestra del característico microclima que se forma en este valle.
Además, esta orografía abrupta también se ha aprovechado para la producción de energía hidráulica, existiendo a lo largo del Cañón varios embalses que hacen que el agua del Sil descienda tranquila y sea transitable por embarcaciones.
El trayecto al embarcadero es impresionante, porque hay que llegar al fondo del cañón a base de curvas y rampas. Y dejar el coche un poco de cualquier manera, ya que mucho parking no tienen.
El paseo dura hora y media, y es de ida y vuelta al embarcadero. El catamarán tiene una cubierta superior al aire libre y otra cerrada. Como no cabemos todos arriba, nos toca quedarnos en la de abajo, aunque durante la travesía se puede salir al exterior por proa y popa. Durante el viaje van dando explicaciones sobre el cañon, su vegetación, flora y fauna, viñedos...
Para terminar la mañana visitamos el Monasterio del Divino Salvador, situado en la localidad de Ferreira de Pantón. Es el único monasterio que todavía conserva la vida monacal de toda la Ribeira Sacra. Fue declarado Monumento Nacional en 1975.
Son pocas las referencias documentales sobre el monasterio pero parece ser que fue fundado en el siglo X bajo la regla de San Benito como monasterio dúplice, es decir con “siervos y siervas”; y así permaneció hasta que en el siglo XII fueron suprimidos este tipo de monasterios. A principios del siglo XII el monasterio entró en la órbita cluniacense, y se pierden las referencias hasta el año 1175, que consta la restauración de la comunidad religiosa bajo la orden del Císter iniciando una nueva etapa de renovación espiritual y económica. Bajo la advocación de San Salvador y Santa María de Ferreira, el monasterio se convierte en uno de los favoritos de la nobleza gallega para la profesión de sus hijas, siendo incluso objeto de donaciones de carácter real. La vida monacal se ha mantenido a lo largo de los siglos con un único lapso de 20 años tras la desamortización.
Del monasterio medieval solo se conserva la iglesia románica del siglo XII, siendo el resto de dependencias, incluido el muro que delimita los terrenos del cenobio, de épocas posteriores que van desde el siglo XVI hasta el XVIII. Fue construida antes de la anexión del monasterio al Císter, lo que explica la profusión decorativa de la cabecera, contraria a los criterios de austeridad de Bernardo de Claraval.
El edificio presenta una planta basilical de una sola nave con cabecera formada por un tramo recto y un ábside semicircular, siguiendo los modelos habituales del románico rural. Desaparecida la portada original, es precisamente el ábside el que concentra el mayor interés del templo, destacando su profusión ornamental, la solidez de la fábrica y la armonía de sus formas.
La estructura exterior del ábside responde a la estructura habitual de tres paños separados por esbeltas columnas adosadas, que se levantan sobre altos plintos y rematan en bellos capiteles decorados con motivos vegetales y zoomorfos, que llegan a la altura de la cornisa, quedando intercalados entre los canecillos. En cada paño se abre una ventana que presenta la peculiaridad de tener un remate semicircular en los dos extremos, superior e inferior. Cabe destacar también la colección de canecillos con decoración geométrica, de modillones, y figurados.
En el interior, la nave está cubierta con un artesonado de tradición mudéjar del siglo XVI. En el siglo XVIII, se le anexiona en el muro sur una capilla dedicada a San Roque. De la fábrica románica de la cabecera cabe destacar el gran desarrollo del arco triunfal, que parece casi una portada, así como el refuerzo de la bóveda de horno con dos nervios que además sirve como elemento decorativo. El conjunto presenta una gran variedad de capiteles con decoración vegetal, zoomorfa e historiada.
El resto de dependencias monacales son fruto de reformas posmedievales, destacando el claustro renacentista, del siglo XVI, con el primer cuerpo realizado en piedra y el segundo en madera; la fachada del monasterio del siglo XVIII, muy sencilla siguiendo las pautas del Císter; o el edificio de los dormitorios de las monjas, con gran cantidad de chimeneas, ya que cada celda estuvo dotada de su propio sistema de calefacción.
Las monjas guardan en el interior del monasterio una imagen de una Virgen con el Niño, románica de finales del siglo XII o principios del XIII.
Las monjas tiene la iglesia abierta mañana y tarde y permiten también la visita al claustro. Además elaboran dulces artesanales.
Comimos en el Mesón Os Castros, en la misma localidad. Como en todos estos sitios tienen un abundante menú diario, con platos caseros gigantes. Sale muy bien de precio y se come más de lo debido...
Por la tarde decidimos unirnos a la visita guiada de esta jornada de maisqueromanico.org. El funcionamiento es cuando menos curioso. Si estás interesado, te presentas en el lugar y hora en el que ellos indican que empieza la visita. Abonas el precio y ellos te abren y explican las iglesias. El desplazamiento es en tu propio coche, formando una caravana con el resto del grupo. Lo cierto es que ha funcionado muy bien. El sistema es ágil y la guía, un encanto.
El punto de reunión es la iglesia de Santo Estevo de Ribas do Miño, a la que ya nos acercamos ayer y donde supimos de la existencia de esta gente...
Imposible recordar toda la exhaustiva información que nos dieron... Nos queda claro que en la construcción de esta iglesia había dinero, lo que se refleja en sus proporciones y en la calidad de la ejecución. Su construcción recuerda a la Catedral de Ourense, a las vecinas iglesias de Portomarín y Pesqueiras, y a la propia Catedral de Santiago.
Interiormente tiene sola y amplia nave, con cuatro tramos con sus ventanas y con cubierta de madera y arcos diafragma apuntados ligeramente que cargan sobre columnas entregas. Probablemente se diseñó una cubierta de piedra, que no llegó a realizarse. El ábside refleja también influencias de la Catedral de Ourense. Con unos curiosos rosetones con tracería geométrica que aportan más luz al interior. La bóveda de crucería se apoya en ménsulas. También los tres nichos semicirculares nos remiten a Ourense y se repiten en Pesqueiras. Esbeltos contrafuertes refuerzan exteriormente la nave. Elegancia y fuerza en sus proporciones. Los canecillos no se decoran; la decoración se reserva para ventanas, y puertas. Especialmente la puerta principal que domina el valle, así como la puerta sur.
Los capiteles se enriquecen con motivos vegetales, ejes perlados y puntos trepanados, llegados de Portomarín y que nos encontramos también en la vecina Iglesia de Pesqueiras. También como en Portomarín están presentes dos escaleras interiores de caracol que nos permiten ascender al ándito delante del gran rosetón de la fachada principal. Considerado como de los más grandes de Galicia.
Si algo debemos destacar es su mateana fachada principal. El Pórtico de la Gloria sin duda es referente y modelo. No solo en formas sino también en soluciones. Sobre la cripta inferior se estructura la fachada en tres vanos que no se corresponden con la organización interior de la nave. Un tejaroz con canecillos en los que se apoyan arcos de medio punto divide a su vez en dos la fachada, separando el gran rosetón calado con círculos y alargados pentágonos.
Arquivoltas, capiteles, fustes, jambas, mochetas,… remiten de nuevo a Portomarín. Destaca la elección de mármol para los fustes de las columnas y elementos nobles a diferencia del granito del resto de la edificación.
Arquivolta exterior común en los tres vanos, con representación de “uvas” o “piñas” según las diversas teorías. En el vano central profusión de arquivoltas decoradas con motivos vegetales que remiten a formas posibles de la flora de la zona. Pero destaca la arquivolta interior con decoración de figuras siguiendo el modelo del Pórtico de la Gloria, evocando a la orquesta celestial ya que algunos portan instrumentos musicales. De ellos dos llevan uno un Sol y otro una Luna referencia al Mundo Terrenal.
Merece a su vez mención especial la Epifanía que se conserva en el interior en la actualidad. Proviene de la recuperación de varias piezas encontradas con motivo de restauraciones recientes. Por una parte los Magos, que habían sido reutilizados como pavimento de la iglesia. Y la figura sedente Nuestra Señora hallada en el atrio en la década de los años cuarenta.
La virgen sostiene al Niño en su regazo mientras que en la mano derecha sostiene una especie de mazo rematado en una alcachofa. El se vuelve para recibir el regalo que le ofrece el primero de los Magos que genuflexo se lleva la mano a la cabeza para quitarse la corona como muestra de sumisión y respeto. Los otros dos de pie esperan su turno, y es increíble la similitud que muestran con los magos de la portada de la Corticela, en la Catedral de Santiago.La imagen de la virgen conserva trazas de policromía que en el caso de los Reyes Magos se ha perdido.
También podemos admirar una preciosa y original Pila Bautismal románica con decoraciones geométricas muy peculiares.
Desde aqui vamos a San Paio de Diomondi. Al lado de la anterior, de diseño mucho más modesto...
Un epígrafe en el interior del tímpano de la puerta principal nos señala la fecha de 1170. Las primeras fuentes documentales nos remiten al S.VIII, apareciendo el obispo Odoario. Fernando II y Alfonso IX también beneficiarán con donaciones y privilegios al monasterio, siendo confirmadas por papas como Alejandro III y Lucio III. En la actualidad depende del Obispado de Lugo y ejerce como Iglesia Parroquial, tras ser restituida al obispado en una ocasión por el rey Fernando III en 1231.
Arquitectónicamente sigue el modelo de ábside, de cabecera semicircular precedido de un tramo recto, con arco de medio punto triple que conecta con la nave única, decorado con un billeteado.
Según algunos autores nos recuerdan al taller de Platerías de la Catedral de Santiago de Compostela.
Tres ventanas a media altura con arco de medio punto sobre columnas iluminan la nave. En el ábside también tres ventanas iluminan el interior aunque solo se trabaja con arco de medio punto y ventanas la central, tanto al interior como al exterior.
En la nave observamos una posible intención de cubierta con bóveda, aunque no llegó a realizarse y se solucionó con cubierta de madera sostenida por arcos apuntados, que descansan sobre unos curiosos capiteles para el románico del momento. Las ventanas interiores poseen una sencilla decoración.
En la nave las del lado norte han quedado cegadas por la anexión del edificio del antiguo palacio episcopal utilizado hasta los tiempos del Obispo Aguirre S.XIX como residencia de verano. En el interior unos arcos de medio punto decorados con chambrana se construyeron probablemente con la intención de albergar sepulcros que no llegaron a realizarse.
En cuanto a la decoración la imposta de billetes aparece en varias partes del edificio reinterpretada tanto en el interior como en el exterior, y se cuidan especialmente las puertas laterales norte y sur y la principal, que se articula en tres vanos, los laterales ciegos.
En dicha puerta principal la organización de una amplia arquivolta de cuatro arcos de medio punto labrados en bocel y medias cañas con grupos de pequeñas bolas, siendo la arquivolta exterior de billetes. Las columnas sobre las que se apoyan las arquivoltas son de mármol del país. Los capiteles muestran simétrica decoración pareada, centauros, cuadrúpedos, aves y canes en esto la simetría se rompe al poseer los de un lateral cabeza humana en uno de ellos. De nuevo los centauros nos remiten a Platerías. Las mochetas de la puerta también nos muestran animales, quizás lobos o cánidos, amenazantes.
Las puertas laterales nos muestran también una delicada decoración. La norte solo se puede apreciar desde el interior, y presenta una fina decoración de billetado que se repite por toda la iglesia. Así como dos cabezas de canido en las mochetas. La puerta sur interiormente repite la decoración de billetes, al exterior presenta un tímpano con doble hilera de arquillos ciegos, y la simetría nos sorprende de nuevo en las mochetas en este caso con dos bueyes finamente labrados.
En cuanto a la advocación de la iglesia San Paio también Pelagio o Pelayo es un mártir del S.IX que fue decapitado en Córdoba por orden de Abderraman. De origen gallego, sus reliquias se veneran en Córdoba. Se suele representar con aspecto adolescente debido a su juventud al morir y sosteniendo una palma de martirio.
En el entorno de la iglesia nos encontraremos con referentes importantes de la arquitectura tradicional gallega como un palomar, en la huerta del palacio, o un lavadero y un horno. Y Muy próximo un bonito conjunto de hórreos. No podemos olvidar que además la iglesia se encuentra muy próxima al paso del Camino de Invierno a Santiago, donde comienza precisamente la bajada por los Codos de Belesar para luego en el pueblo cruzar el río Miño.
La siguiente es la iglesia de Santa María de Seteventos, la más sencilla de todas en apariencia externa.
Es un ejemplo de un templo románico rural gallego de finales del siglo XII y principios del XIII, aunque su origen, como muchas de las iglesias de esta zona, estaría en el monacato de tradición visigoda que se mantuvo en los valles del Miño y del Sil durante toda el Alta Edad Media, ya que las noticias más antiguas datan del año 976 y vinculan esta fundación al monasterio de Diomondi.
La iglesia es de planta rectangular con una nave única con cubierta de madera y cabecera recta, como es habitual en templos vinculados a la repoblación asturiana. Conserva de la época románica el arco triunfal sobre columnas finalizadas en capiteles historiados y una decoración de ajedrezado alrededor de las dovelas. De la misma época es la portada que presenta dos parejas de columnas con capiteles decorados con motivos vegetales muy erosionados y las tres arquivoltas decoradas con bolas que enmarcan el dintel. Sobre la portada se disponen la espadaña que es una adición posterior. En el lado meridional del templo se conservan los modillones medievales que no presentan decoración.
La singularidad de la iglesia de Santa María de Seteventos está en el excelente conjunto de pinturas murales del siglo XVI que decoran el arco triunfal de acceso a la capilla mayor, en el que se representan la Anunciación, en el trasdós del arco, y el Juicio Final basado en el relato apocalíptico de San Juan, completado con el tema del Calvario lo de los mártires, entre los que se representa a Santa Catalina. Tanto el estado de conservación de la iglesia como de las pinturas murales es bueno y fueron restaurados por la Dirección Xeral do Patrimonio Cultural. Lo cierto es que pasamos un rato agradable con las explicaciones de las pinturas por parte de la guía.
Para terminar nos acercamos al Dolmen de Abuime, en Santa María de Abuime. Este monumento neolítico conserva seis ortostatos graníticos de considerable altura que definen una planta de tres metros de diámetro. Sus dimensiones evidencian una cámara pétrea de gran tamaño que actualmente carece de cubierta. No podemos constatar la presencia o no de corredor ya que no se conservan la totalidad de las piezas. Finalmente, la cámara se encontraría cubierta por una capa vegetal compuesta por tierra y piedra menuda. Es decir, su aspecto final sería una pequeña montaña de tierra definida por un diámetro de losas conocida con el nombre de mámoa.
Con esto se da por terminada la ruta, la guía se despide y cada uno tira para su lado.
Nosotros, dada la hora, volvemos al alojamiento a disfrutar de una cervecita con Diana, que aún tiene que darnos detalles de la ruta que nos ha preparado para mañana...