Vamos a pasar un fin de semana largo en Navarra.
El tiempo es espectacularmente bueno (demasiado incluso para la época...).
El viaje, quitando la salida de Madrid al ser viernes, es cómodo, ya que es casi todo por autovía.
Nuestro primer destino es Tudela, donde llegamos al final de la mañana.
Tudela, la segunda ciudad más importante de Navarra, fue fundada en el año 802 por Amrus ibn Yusuf al-Muwalad bajo mandato del rey Al Hakan I. Es una de las ciudades de origen islámico más importantes de España y de Europa. En ella convivieron, durante más de 400 años, musulmanes, judíos y mozárabes.
Hemos aparcado sin problemas en un parking gratuito al aire libre, junto al casco histórico. Nos dirigimos a la Plaza de los Fueros, donde está la oficina de turismo. Nos han provisto de un buen plano y horarios de los monumentos.
Sin ninguna duda el monumento más importante de la ciudad es la Catedral de Santa María, construida en el solar que ocupó la mezquita mayor.
El acceso se realiza por el Palacio Decanal, sede del Museo de Tudela. Se trata de un edificio de estilo gótico-mudéjar que alberga una colección de arte religioso y una sala con restos arqueológicos. Del propio edificio destacan las habitaciones del deán y una pequeña capilla.
Desde el palacio se accede directamente a una de las joyas de la catedral: su claustro románico. Del s.XII es junto a la cabecera y el crucero, la parte más antigua del templo.
En la actualidad se conservan en bastante buen estado la mayoría de los 58 capiteles, algunos incluso presentan restos de policromía en los ojos, cejas y mejillas de sus personajes. En su mayoría representan escenas religiosas, pero no faltan también motivos vegetales, animales fantásticos y escenas de la vida cotidiana.
Las escenas son impresionantes por la complejidad y expresividad de sus personajes.
Desde el claustro se accede a la Capilla de San Dionís, recientemente restaurada. De estilo mudéjar, se construyó en el s.XIII, destacando las preciosas pinturas de los artesonados.
Finalmente, accedemos a la catedral. El edificio es muy sobrio, de estilo románico cisterciense. Se construyó entre los siglos XII y XIII, apreciándose el paso del románico al gótico.
Muy hermosa es la Virgen Blanca, también románica.
La otra gran joya de la catedral es su portada principal. La Puerta de Juicio Final representa a la derecha 48 escenas sobre los salvados y a la izquierda, 50 sobre los condenados, siendo estas las más impactantes. La puerta estuvo originalmente pintada de vivos colores, predominando los verdes y rojos, respectivamente.
El centro histórico es muy agradable de pasear e incluye varios palacios muy interesantes.
La Plaza de los Fueros marca el límite entre la ciudad antigua y la moderna, es uno de los centros de reunión preferidos de los tudelanos. Construida en 1687, fue coso taurino, dispone de quiosco central y las fachadas de las casas que la circundan muestran escudos heráldicos de las poblaciones de la Ribera de Navarra.
Hemos aprovechado para tomar un café en una terracita...
Desde allí nos acercamos al Palacio de San Adrián, sede de la UNED. Se trata de un bonito edificio renacentista de ladrillo, con dos pisos y ático, rematado por un espectacular alero de madera tallada.
El edificio se articula en torno a un patio cuadrado con dos alturas. Del patio arranca una magnífica escalera de dos tramos, con grisallas en las paredes.
El Palacio del Marqués de Huarte, hoy sede de la biblioteca pública, destaca por la imponente escalera imperial superpuesta en el patio.
Terminamos la visita en el Puente sobre el Ebro. El actual data de la época de Sancho el Fuerte, aunque no está del todo claro si se hizo a partir de otro anterior, musulmán o incluso romano, o si esos otros puentes estaban incluso en otros lugares.
Nuestro destino final es Olite, en cuyo Parador de Turismo nos vamos a alojar