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Cantabria, día 2: ...y por fin, el mar

  • Foto del escritor: Conejo
    Conejo
  • 12 oct 2020
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 17 oct 2020

A estas alturas del año ya deberíamos haber pasado por la playa en Junio y, quizás también en Julio... Pero no ha sido así...

Nuestro estupendo hotel en Santillana del Mar tiene dos camas gigantes en una más gigante habitación. El desayuno también ha sido afectado por el COVID y en lugar de buffet te dan a elegir entre varios modelos de desayuno, que tomamos en una terraza acristalada. Todo muy rico y tranquilo.

Nuestro destino es la Costa Quebrada, una franja litoral en el entorno de Piélagos de fuerte oleaje, que promete unas vistas espectaculares.


Vamos a pasar la mañana en el Parque Natural de las Dunas de Liencres. El tiempo es bueno, aunque estará un poco nubladillo hasta media mañana. Desde el parking se accede a las dos playas principales.


La Playa de Canallave es amplia, aunque la mayor parte de la arena está mojada. Es ideal para pasear y, gracias a su fuerte oleaje, para hacer surf. Hay varios paseantes y unos cuantos grupos de surfistas.

Por detrás está la zona de las dunas, de gran valor geológico.



Hacia el otro lado del parking está la playa de Valdearenas. También amplia, menos ventosa y con una zona de arena seca enorme. Hay muchas familias y grupos de gente, así como paseantes.




A esta hora ya está totalmente soleado y empieza a hacer calor. Un buen día de playa.


Sólo hay un chiringuito, llamado Cota Zero, donde nos tomamos una cervecita mirando al mar.


Vamos a acercarnos a la playa de la Arnía, donde al parecer hay un garito para comer del que hablan muy bien en internet. Hemos llegado a la una y media y después de hablar con el camarero que lo tiene todo bastante reservado, aceptamos su oferta de comer ya.

El Cazurro es un garito pintado en blanco y azul, al estilo marinero. Tomamos unos bocartes riquísimos con una pedazo de sangría.

La playa es espectacular, con enormes piedras empotradas en el agua y arena fina y dorada. La zona de arena es escasa, y se va perdiendo a medida que sube la marea, pero nos permite echar un buen ratito de siesta.



A media tarde pasamos por el hotel, para cambiar el material de playa y ducharnos. Vamos a pasar la tarde en Comillas. No es nuestra intención hacer una visita turística, porque a estas horas el Capricho de Gaudí y el Palacio de Sobrellano ya están cerrados. El centro tiene un paseo agradable, hemos visitado alguna tienda, comprado chocolate... y poco más.

Cenamos en un restaurante con terraza de Santillana llamado La Viga, que está muy animado y tiene una terraza resguardada desde la que se ve la luna llena...

Un hamburguesa muy rica y una tabla de quesos de la zona.

 
 
 

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