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Sevilla, día 1: de paseo con un sevillano

Después del éxito del viaje a Córdoba del año pasado, este año hemos decidido hacer algo parecido... La misma semana, después de todos los excesos navideños, pero esta vez con destino Sevilla.


Vamos en el AVE, que como siempre sale y llega a su hora, sin problemas. Nuestro hotel, la Posada del Lucero, está a unos 10 minutos andando desde la Estación de Santa Justa.


Es aproximadamente la 1 de la tarde y hemos decidido pasar el resto del día con Ramón, uno de los compañeros de Nieves de la oficina de Sevilla. Ramón es un sevillano de toda la vida, de Triana, ... ahi es ná.


Nuestro paseo empieza buscando un sitio para tomar una cervecita, que parece lo más oportuno, dada la hora. La taberna El Rinconcillo está literalmente a la vuelta del hotel, y es la más antigua de Sevilla, abierta en 1670. Tiene un ambiente peculiar, mezclando turistas con numerosos paisanos. Un lugar estupendo para una cervecita y una buena charla.


Según Ramón toda esta zona es muy agradable de recorrer, alternando calles no demasiado transitadas, con placitas, iglesias y conventos. Se conoce la mayoría de los bares y las mejores tapas de cada uno. Eso si, nos ha costado recorrer varias de ellas hasta encontrar una en la que de el sol, (que estamos en enero...) y no esté totalmente repleta.

Nuestra segunda parada es el Bar La Antigua Bodeguita, en la plaza de la Iglesia del Salvador. Su terraza está llenísima de gente, pero tiene mesas altas y el personal comparte espacios sin problema. Esta zona ya está más animada de gente, tanto propios como turistas.


Buena hora para comer, encontramos mesa donde sentarnos en la Plaza de la Alfalfa. Ramón tiene historias para todos los rincones, unas de carácter cultural y muchas de experiencias propias. El sitio donde comemos se llama Bar Manolo, un bar de los de toda la vida. El camarero, muy amable, nos aconseja pedir sólo medias raciones... dado el tamaño. Comemos unos chocos deliciosos y unos filetes de solomillo de cerdo al whisky para chuparse los dedos.


Ramón nos lleva a través de las calles más populares, llenas de tiendas y turistas, camino del rio. Aparecemos a la altura de la Torre del Oro y aprovechamos el solete de la tarde en recorrer el paseo que bordea el Guadalquivir hasta la Pasarela de la Cartuja. Tiene historias sobre la Atarazanas Reales y el Arenal, sobre el barrio de Triana, sobre el Mercado del Arenal...


Volvemos de nuevo al centro y nos tomamos un café la Confitería La Campana, uno de los lugares más emblemáticos de Sevilla.


Ramón nos acompaña hasta la Alameda de Hércules, donde nos habla de sus locales preferidos.


Es un poco tarde y tenemos que despedirnos. No sin un montón de recomendaciones, gastronómicas muchas de ellas, para los próximos días.

Después del madrugón del tren y tanto ir y venir, decidimos cenar no muy tarde en uno de los locales de la Plaza de la Encarnación.


Es curioso... pero no hemos hecho ni una sola foto... Estábamos tan ocupados, pasándolo bien... Nos lo hemos pasado fenomenal. Gracias, Ramón!!!

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